Volvimos a Ymcapolis en febrero de 2012. Bellísimo como siempre. Gente genial, con la cual se puede compartir la mesa y pasarla bien. La primera semana de febrero es especial porque los músicos nos llenan el ambiente y es una sensación indescriptible. Mientras bajábamos las valijas del auto, al llegar, en una mesa frente a la piscina, un duo interpetaba un jazz, uno con una flauta, el otro, ni me acuerdo. Cuatro conciertos, ¿o fueron cinco o seis, si contamos cuando ellos se nos sumaron al fogón? ¿O la persecución a los músicos entre los árboles cuales rtones tras el flautista de Hamelin?
Las picardias de los chicos dejaron un salón sin luz (hoy me río pero la travesura podría haberse pagado cara, bastante viejos está el sistema eléctrico). Así que esa noche tuvimos concierto de guitarra a la luz de las velas. :) (Pobre los músicos que se les traslucía la partitura).
Gané un concurso de herradura, para sorpresa de todos, incluso la mía. La señora Yvonne, le cuesta caminar, es bastante mayor, ganó el campeonato de bochas. No me alcanzó el tiempo para jugar más al crópogo (y ver si practicaba un poco) ni para subir al Cerro Ventana. Volveremos el año que viene, si las estrellas lo permiten.
martes, 13 de marzo de 2012
miércoles, 14 de abril de 2010
El asadito de Jorge
Jorge hace el asado para los visitantes todas las semanas. Cuando lo conocí, hace unos seis años, lleva ocho años haciendo asados los domingos para la YMCA (¿o eran los jueves?).
Es lindo verlo preparar el asado desde temprano. Junta la leña de los bosques cercanos, acomoda la carne y tiene todo listo, a punto, a la hora del almuerzo.
Le debo esta foto a Jorge: prometì enviàrsela y nunca lo hice.
El Anexo 1
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