Hemos vuelto de nuestras segundas (o terceras, según cómo se lo vea) vacaciones en Ymcápolis. Desde el momento que emprendimos el retorno ya comenzamos a extrañar.
Creo a veces que falta muchísima difusión a lo que sucede en YMCAPOLIS y lo bien que una familia puede pasarlo allí: un lugar naturalmente bellísimo, una institución centenaria que ofrece experiencia, valores, buen trato y cordialidad, jóvenes voluntarios dispuestos a hacerte pasar un buen rato, una comida casera muy sabrosa, además de muchas sonrisas y manos solidarias.
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